Con la mente sensible y el alma tiritando, cualquier recuerdo te rompe en mil pedazos.
Le vi, le conocí y, aún sabiendo que corría el riesgo de morir, me lancé a matar. Me lancé y volé, joder que si volé. Volé más alto que cualquier aguila real y mis alas tenían la fuerza de un terremoto. Y lo vi todo. Vi paseos por Madrid, partidos de fútbol, cervezas los martes por la tarde, un café el domingo. Vi sonrisas cómplices, miradas clandestinas en algún bar de la capital, roces de mejilla, besos, joder qué besos! Vi la primavera en diciembre, vi amaneceres en el sur, vi pasión en la playa, baños ardientes en aguas heladas
vi amor, amor del bueno.
Vi inmensos oceános de felicidad, manantiales de agua en el desierto, toqué el infinito con mis manos. Subí a lo más alto de la más alta montaña
pero por algun estúpido motivo, todo lo que sube, baja. Y durante la caida me preguntaba:
"joder, ¿por qué coño habré saltado?"
porque él me hizo creer que podía volar.
Lo malo de ver la realidad de repente es que te pega fuerte, muy fuerte y cuesta asimilarlo. No puedes darle alas a un pájaro y después no dejarle volar.
Asi que aquí estoy, como dice sabina, con el corazón en los huesos.
Ahora te juro que me estoy volviendo loca, es como si quisiera tirarme desde todos los tejados de Madrid
me encantan tía!!
ResponderEliminarla primera frase me ha impactado y la imagen preciosa
muá